¿Has pasado alguna vez por una situación en la cuál sos vos la persona que ha necesitado una mano, o por el contrario sos la que tiende su mano para ayudar?
En lo particular he estado en ambos momentos y he visto las dos caras de la moneda, y ambas partes son muy complicadas.
Muchas veces como seres humanos que brindamos una mano queremos siempre cuidar de esa persona que pensamos necesita ayuda, queremos hacer que se sienta apoyada, protegida, cuidada, especial y que le sobra amor a su alrededor y créanme que con cariño eso siempre se logra, pero… si siempre hay un pero en la ecuación, ¿qué pasa cuando hablamos de cosas médicas?, en otras ocasiones he escrito un poco sobre cómo cada persona es un mundo ajeno al nuestro, y porque pasemos por una misma situación, jamás significa que todo va a ser igual o nos vamos a sentir igual. Es ahí donde se torna complicado porque nosotros al querer ayudar muchas veces hemos pecado con las frases trilladas de “Lo que usted tiene no es nada”, “No se ponga triste por eso”, “Su situación no es peor a la mía”, “Lo que le van a hacer no es nada”, creo que a todos nos han dicho esto alguna vez o lo hemos mencionado erróneamente.
Pero hay algo más en eso de ayudar, muchas veces como personas que brindamos una mano, pecamos en ocasiones y queremos actuar como mamá o papá que tomaban nuestras decisiones médicas por nosotros, y eso es un grave error, porque siendo adultos conscientes y responsables muchas veces hemos tomado decisiones médicas importantes basado en que me dijo mi tía, mi abuelita,etc…Y créanme que aunque entendemos las buenas intenciones, esa toma de decisiones presionadas no siempre son las mejores.
Recuerdo una vez que estando en cuidados intensivos a mis 11 años, ese día tomé la decisión de hablar con mi mamá, porque ya no estaba entubada entonces tenía la oportunidad de poder hacerlo, tenía tanto dolor corporal, tanto desgaste mental, y estaba tan agotada que yo le dije: “Mami yo te amo mucho, pero ya no quiero luchar más, estoy cansada y quiero morir”. Esto fue un desgarrador momento para mi mamá, ver qué su hija ya quería descansar porque ya sus fuerzas no le daban más, ella me dijo muy valiente, hija tranquila todo va a estar bien ya casi vengo, y salió de ese lugar a llorar afuera, me di cuenta años después porque ella me lo contó, porque no solo me había despedido de ella si no le había expresado mis ganas de morir y no era algo que en mi estado de salud estuviera alejado de la realidad.
Mi mamá no lloró frente a mi, no se puso a decirme no piense eso, no nada de eso ella solo me dijo “tranquila todo va a estar bien”, esa frase para mi significó “pase lo que pase todo va a estar bien”, apenas estaba empezando el proceso de mi recuperación, sin embargo eso yo no lo sabía y mi mamá tampoco.
Mi mamá logró soltar esa responsabilidad de sus manos y dejármela a mi con 11 años, seguir o no seguir estaba es mis manos, y aunque uno siempre da la vida por los que ama, ella sabia que esa no era su decisión.
Nos cuesta mucho soltar a alguien que uno ama y solo ver cómo toma la decisión de seguir o no, pero es que nadie,por más que nos ame está en nuestra situación, nadie la siente igual, ninguna situación igual o similar es vivida de la misma forma.
Los procesos médicos cambian vidas para bien o para mal, muchas veces como espectadores solo vemos que algo pasó y se recuperó, o que algo pasó y falleció, o tal vez algo pasó y ya está con cicatrices, amputaciones, o más cosas, inclusive muchas veces de forma osada nos atrevemos a mencionar, “ya no quería luchar más”.
Seguir luchando hasta el final y hacer lo médicamente posible para seguir es una elección muy difícil y eso está bien, ya que sea cuál sea el proceso va a doler física o emocionalmente, y nos va a marcar de por vida.
No querer cambiar tu estilo de vida, no querer un procedimiento médico abrazando tu realidad y esperar solo que el tiempo diga que pasará también está bien, porque está tampoco es una decisión fácil, esto no es rendirse, esto no amerita que me llamen cobarde, todo lo contrario tengo la misma valentía que la persona que decide seguir, porque solo yo en mi situación soy la que sabe que tanto quiero soportar, porque al final la persona que va a seguir en la lucha o no sos vos.
Recuerda esto, nadie por más que te ame va a llegar a sentir o sentirse cómo vos.
Es bueno que las personas enteradas de nuestras situaciones no sean las que tomen estas decisiones por nosotros, a menos que no seamos capaces de expresarnos por alguna situación especial.
He conocido muchos casos que aunque no se diga uno como paciente, llega a resentir de por vida esa decisión que tomó basado en la opinión de otros que aunque estuvieron cargados de buenas intenciones, nunca van a estar en nuestros zapatos.
Y con esto les pregunto de nuevo amigo, familiar, pareja: ¿Estás ayudando o presionando?
Y te pregunto a vos cómo afectado/a: ¿Estás eligiendo o te estás dejando presionar?
La vida es un regalo hermoso y nosotros decidimos como vivirla con plenitud.
Un abrazo enorme a todos
Excelente...!!! Gracias por compartir situaciones tan humanas...de cara a la vida y la realidad. Gracias. Bendiciones...🙏🏼🙏🏼
ResponderEliminarGracias me llegó mucho , excelente yo creo que todos hemos pasado x esas situaciones, un abrazo
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